Pareciera que vivimos un eterno Déjà vu, reproduciendo los días, las rutinas y hasta los pensamientos. Nos hemos detenido en el tiempo; salvo los esfuerzos de algunos para identificar la vacuna y tratamiento contra el coronavirus, parece que la mayoría de actividades se han estancado, haciendo círculos sin avanzar y experimentando más de lo mismo, a la espera que surja un evento portentoso que nos saque de la inercia actual.
Debemos de desatascarnos y descubrir caminos diferentes para proseguir. Ahora es el momento propicio para incentivar y desarrollar nuestra creatividad, desplegarla y hacer uso de ella en la búsqueda de alternativas originales que lleven a contrarrestar los vacíos prevalecientes. Mucho se espera resolver con el cúmulo de insuficiencias procedentes de las dificultades actuales.
La creatividad es la capacidad de proponer ideas originales, novedosas y efectivas que superan las expectativas presentes para favorecer un mejor desenvolvimiento en áreas diversas. De esta forma, la creatividad puede ser útil para modelar un futuro basado en el perfeccionamiento o en la mejora, resolviendo los problemas vigentes y creando una oportunidad para ese nuevo funcionamiento mundial, nacional y local. De allí, la importancia de asumir consecuentemente nuestro rol en la formulación de soluciones, fundados en una imaginación constructiva.
Algunas ideas útiles para optimizar un pensamiento creativo que nos conlleve a alterar positivamente la malograda situación actual, son:
- Pensar fuera de la caja. Estamos acostumbrados a un territorio para actuar y no salirnos de él, nuestra zona de confort, lo que obstaculiza el transitar otras rutas. Se requiere abandonar ese delimitado marco y expandir las fronteras a limites inimaginables y así apreciar un espectro diferente y de mayor alcance.
- Cambiar de ángulo. Muchas veces dejamos de percibir escenarios complementarios al mantenernos en una posición rígida, por lo que movernos a otra esquina favorecerá nuevos enfoques de asimilación y resolución. Observar el cuadro completo siempre posibilitará detectar otras conexiones útiles para actuar.
- Desechar prejuicios, que limiten las construcciones mentales totalmente divergentes. Es cuestión de aventurarnos a ideas sin juicios, valoraciones ni condicionamientos para determinar hasta dónde llega el alcance de su impacto y los beneficios subsecuentes. Nada puede parecer descabellado mientras resulten opciones alternas no vistas antes.
- Informarse e investigar. Darse a la tarea de ampliar conocimientos y métodos sobre algún punto o temas del asunto a resolver y mejorar. No se trata de plagiar ni reciclar, es más bien, informarnos para acrecentar las oportunidades de solución a través de buenas o no tan buenas prácticas previas.
- Observar las necesidades, las problemáticas, las potencialidades, los recursos y las veredas inexploradas. Ahora, estamos ante un panorama único que nos obliga a utilizar la intuición, la perspicacia y la agudeza mental con un pensamiento reflexivo para exigirnos vastas propuestas, percibiendo lo hasta ahora invisible.
- Lluvia de ideas. Exteriorizar cuantas soluciones desmedidas e inconcebibles afloren, sin filtros ni amarras. Se trata de producir ideas libremente, con el único propósito de revelarlas para luego validar su viabilidad y utilidad.
- Ensayo y error. Concebir ideas y someterlas a pruebas refuerza la certeza de las mismas, o bien, posibilita replantear o crear otras mejoradas en base a la retroalimentación obtenida por medio de esta práctica de comprobación.
- Recurrir al método, constancia y el discernimiento. No confundir el pensamiento creativo con un momento de alumbramiento mágico, sino como un trabajo que produce sus resultados en proporción a un marcado esfuerzo.
“La creatividad es ver lo que todo el mundo ha visto y pensar en lo que nadie había pensado”. - Albert Einstein
“La creatividad es el poder de conectar lo aparentemente desconectado”. - William Plomer