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Pérdidas y Ganancias Ante la Pandemia ¿Balance a Favor o en Contra?

El flagelo de la pandemia continúa dejando una estela de dolor y destrucción en muchos aspectos; aun así, también descubrimos oportunidades para un nuevo comienzo. Es por eso que conviene efectuar un recuento de lo que hemos perdido y lo que hemos ganado de esta experiencia de vida. Como es natural, el duelo por algún tipo de pérdida continuará por un periodo determinado, siendo importante reconocerlo y, sobre todo, analizarlo en búsqueda de opciones para subsanar dicha pérdida. Hay pérdidas irreparables como la vida, que ni el tiempo curará, pero si aliviará.

Todo aquello que implique despojarnos involuntariamente de algo o alguien que consideremos valioso, se califica como pérdida. Estas pérdidas pueden reflejarse en: desvinculación de un trabajo, carencia de ingresos, escases de recursos habituales, desprendimiento de posesiones, menoscabo de la salud física y/o mental, el deceso de algún ser querido, la limitada socialización, la poca movilidad, entre otras. Adicione sus propias supresiones; aquellas que le han afectado en su cotidianidad.

Aunque parezca difícil y sin ser insensible afirmarlo, debemos determinar las “ganancias” emanadas de este mega obstáculo. Y ganancia es todo aquello que se traduce en beneficio actual o futuro. Una de las principales ganancias es sin duda, la fortaleza y gallardía adquirida al ocupar tiempo (que antes no invertíamos) para reflexionar, profundizar, planear y tomar decisiones encaminadas al crecimiento en áreas vitales. Debemos reconocer que desarrollamos marcado apego hacia objetos e ideas, por tanto, muchas de esas pérdidas se pueden traducir en “desataduras”, resultando una ganancia al liberarnos de su influencia y así poder examinar opciones prometedoras para un nuevo estilo de vida. Es un momento crucial para realizar nuestro ejercicio personal de visualizar cuáles horizontes conquistaremos y qué planes utilizaremos. Perdemos la zona de confort pero podemos ganar la zona de aprendizaje y sobre todo, la zona de crecimiento.

Se debe rescatar el hecho que estamos ante un salto cualitativo que nos lleva a transformar nuestro pensamiento y mentalidad sobre ese balance, sin olvidar que juega un papel determinante nuestra percepción sobre los acontecimientos vividos frontalmente. Es cuestión de relativizar y agudizar esa percepción, modificando creencias y acciones que nos permita favorecernos positivamente con las ganancias derivadas, las que están en la otra cara de la moneda de las pérdidas.

Es irrefutable los estragos y escombros de esta inédita situación, de este virus aniquilador de cuerpos y almas, pero igual es irrefutable que la mente y espíritu resultan inquebrantables si alcanzamos hacer los ajustes necesarios, sobre todo a nivel de refrescar, crear o fortalecer un modelo de ideas que consienta aceptar las pérdidas y robustecer las ganancias hasta convertirlas en dividendos constantes.

Así, es cuestión de verlo desde el ángulo de la fortaleza (ganancia) o desde el ángulo del temor (pérdida); este temor podría facilitar que seamos presas fáciles de ese virus destructor. Anthony de Mello, lo describe bastante bien en este cuento:

La Peste se dirigía a Damasco y pasó junto a la tienda del jefe de una caravana en el desierto.
-  ¿Adónde vas con tanta prisa?, le preguntó el jefe.
-  A Damasco. Pienso cobrarme un millar de vidas.
De regreso de Damasco, la Peste pasó de nuevo junto a la caravana y el jefe le:
-  ¡Ya sé que te has cobrado 50.000 vidas, no el millar que habías dicho!
-  No. Respondió la Peste.
-  Yo sólo me he cobrado mil vidas. El resto se las ha llevado el Miedo

Debemos admitir que ese “millar de vidas” (pérdidas humanas y emocionales), nos abofetea; por lo mismo, para honrar esas bajas, tenemos que evitar que el “miedo” y el pánico nos conviertan en las otras víctimas fatales o que no nos deje apreciar que hay ganancias en la recuperación, el mantenimiento y el fortalecimiento de un nuevo esquema de vida que estamos obligados a reconstruir.

“Es durante nuestros momentos más oscuros cuando tenemos que centrarnos para ver la luz” – Aristóteles

“Debemos aceptar la decepción finita, pero nuncadebemos perder la esperanza infinita” – Martin Luther King

“Los malos tiempos tienen un valor científico. Son ocasiones que un buen alumno no se perdería” - Ralph Waldo Emerson

LA MEMORIA DE WILLIAM MENDOZA, HOMBRE EJEMPLAR DE VOCACIÓN Y SERVICIO EN LA FORMACIÓN 5 JULIO 2020

www.coachinginteractivo.com

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