Hasta el día de hoy, el estimado de pérdidas provocadas por la Pandemia, rebasa todo cálculo real ya que no se cuentan con métodos confiables de medición para determinar el impacto preciso, sin olvidar que la luz al final del túnel aún no se divisa, por tanto, las pérdidas serán incalculables y en extremo devastadoras. Una economía deprimida con el cierre de empresas, disminución de operaciones y la pérdida de empleos, se encuentran entre las principales mermas, sin olvidar, la más importante: las vidas irreparables de miles de personas cuyos proyectos se vieron truncados.
Lo que impera ahora es salvaguardar la vida de la población y alcanzar estándares de productividad tales que nos permita nivelar en el mediano y largo plazo, condiciones de vida aceptables para el ser humano. Recordemos que la productividad es la capacidad de producir algún bien o servicio en función de la utilización de los recursos como tiempo, trabajadores, capital, instalaciones, materiales, etc., durante un período determinado. Han sido y serán meses de paro total o parcial, lo que agudiza la escasez, por lo que el desafío es producir para reducir el déficit entre las necesidades prioritarias y todo aquello que las satisface.
Para alcanzar una aceptable productividad, deberíamos fortalecer lo siguiente:
- Liderazgo compartido y asumido por todos los miembros; donde cada quien, en base a sus capacidades y potencialidades, asume un papel proactivo y asertivo para identificar los obstáculos y amplificar las oportunidades por medio de acciones eficaces como innovarse, reinventarse y reaccionar estratégicamente.
- Valores y cultura de equipo. La empresa tendrá que reafirmarse en Valores y cultura transformadora de cara a la presente situación, siendo mucho más resolutiva y estimulando la cooperación y creatividad entre los miembros de un equipo de alto rendimiento. Una filosofía sólida es vital para crear compromisos.
- Planes y procesos de trabajo adaptando los protocolos exigidos. Muchos procesos tendrán que acomodarse conforme las implicaciones actuales que requieren de protocolos de prevención de riesgos biológicos. Deben ajustarse y asimilarse de tal forma que se cumplan con los procedimientos de trabajo habituales sin menoscabo de la bioseguridad y viceversa. Esto conlleva reaprendizaje y adquisición de nuevas competencias.
- Establecer indicadores de desempeño conforme a los cambios implantados. El punto anterior, sobre ajuste de procesos, nos llevaría a reformular indicadores de desempeño objetivos, tomando en cuenta que han sido reconsiderados factores como grado de complejidad, readaptación, horas laborales, desplazamiento, rigurosidad de protocolos, aptitudes y actitudes de cada persona, entre otros.
- Efectuar un control de daños empresariales e individuales. El control de daños es todo aquello que de una u otra forma ha menoscabado el funcionamiento de las empresas y nuestras vidas. Debemos hacerlo a tal grado que podamos identificar lo pernicioso de su impacto y evitar que erosione nuestra vitalidad y continuidad; después de todo, aún falta mucho más por recorrer y no podemos ir “avanzando” con fracturas funcionales y emocionales. Es por eso que esta revisión debe ser a nivel organizacional y personal. Organizacional: precisar los efectos nocivos en los procesos de trabajo, clientes, proveedores, finanzas, cantidad de colaboradores, por mencionar algunos. A nivel personal: el conformismo y la autoestima deteriorada por la pasividad forzada y el aislamiento, el temor ante posibles contagios, el desánimo para proseguir, la desconfianza generalizada y muchos otros más. Una vez identificados, podemos trabajar y superar estos perjuicios apoyándonos con medios y fuentes confiables.
- Dar la milla extra. Es arduo ir más allá en las actuales condiciones, considerando que tenemos que reparar múltiples campos. Sin embargo, es una premisa básica para la reconstrucción: debemos realizar un esfuerzo pleno y aportar valor agregado para una recuperación sostenible, prometedora y esperanzadora.
“La gente común piensa simplemente en pasar tiempo, la gente genial piensa en usarlo”. Arthur Schopenhauer.
“Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible.” - San Francisco de Asís