Ante un periodo prolongado de aislamiento familiar, social y laboral, se pueden haber propiciado condiciones que han afectado la confianza personal en sí mismo/a, al grado que se podría haber menoscabado la capacidad de razonar con claridad y actuar con firmeza, lo cual, a su vez, refuerza la disminución de esa autoconfianza.
La pandemia y sus restricciones conllevaron la disminución de ritos que ayudan a reafirmarse con las estructuras de apoyo cotidianas y que los seres humanos estamos acostumbrados a utilizar para encajar y buscar nuestro lugar en la sociedad. Círculos familiares, vecinales, amistades, religiosos y laborales se vieron reducidos en muchos casos a mínimas expresiones, dejándonos con una experiencia desoladora y hasta asfixiante. Por otro lado, el trabajo como legitimación de la valía personal también se ha visto mermado, incluso al grado de perderlo, lo que acrecienta la caída de la autoestima con una bofetada en una de las principales aristas de la motivación humana. Hay un componente de aprobación social que no deja de ser un factor determinante en la autovaloración personal y al carecer de estos estímulos muchas personas no logran autonutrirse a sí mismas con mensajes positivos para reafirmar su kilataje en cuanto a cualidades y capacidades.
Frecuentemente el pensamiento que prima relativo a la autoestima está relacionado con el “tener” (ingresos, posesiones, trabajo, compañía, salud), descuidando el “ser”, (amoroso, proactivo, independiente, firme, etc.), un recurso inagotable para hacer uso de él. Ya Erich Fromm profundizaba certeramente en este tema.
También, mensajes negativos del pasado, falta de aprobación, falta de autoconocimiento y falta de acciones que comprueben las capacidades personales son propiciadores en la afectación de la autoestima. Habrá que romper con estos esquemas mentales, quitándoles oxígeno y oxigenando las ideas de engrandecimiento personal. Por ejemplo, basta de compensar nuestra falta de amor propio con “amor” ajeno; si usted no quiere estar con usted cuando se encuentra solo, entonces, ¿quién querría estar con usted, sí usted mismo/a se rechaza?
Consolide su autoestima, a través de los siguientes pasos:
- Reafirmarse a sí mismo/a con auténtico amor propio. Creer en su propia constitución, idiosincrasia y esencia personal, considerando que representa un valor sustentado en suficientes atributos para sentirse con la capacidad de regir su vida y lograr con ella, hazañas apreciables. La autoestima es vinculante a la felicidad; no se es feliz por tener algo sino por tenerse y amarse a sí mismo/a, como un verdadero tesoro y el cual puede y debe compartir con los demás.
- Construya un ideal de vida que le impulse a mantenerse firme en el logro del mismo. Un ideal sustentado en su naturaleza personal y que siempre le provea el coraje suficiente para custodiar su ruta. La solidaridad resulta un ideal superior.
- Reafirmar en la acción, la creencia en las propias capacidades. Debemos perpetuar nuestro poder personal para amarnos y realizarnos a través de las acciones que emprendamos. Es una idea en mente y un acto en presente, una dualidad que integra la convicción con la ejecución. Debemos ser capaces de materializar la riqueza de mente y alma como acreditación que lo que pensamos es tangible. De esta forma, al ratificar su talento y su temperamento como potentes y útiles, aunque haya “pérdidas”, tendrá las herramientas personales para revertir esa situación.
- Consolidación de la estructura personal. Con una mentalidad inamovible, positiva y amorosa de sí mismo/a, se inicia un programa permanente de vida que crea y mantiene un carácter autónomo e inquebrantable.
Alejandro Magno, conjugaba estos elementos, teniendo un concepto excepcional de sí mismo –se consideraba engendrado por Zeus-. Cultivó un estilo de vida que le llevó a conquistar Asia Menor con apenas 22 años; se reafirmaba en sus batallas personales para ganar las batallas territoriales. No es pretender ser como Alejandro, es pretender ser cada uno/a en nuestra esencia y así reafirmar nuestro amor propio.
“La vida no tiene sentido, excepto el sentido mismo que cada uno le da a su propia vida al revelar todos sus poderes” - Erich Fromm
“Yo he venido a Asia, no con el propósito de recibir lo que vosotros me deis, sino con el de que tengan lo que yo deje” - Alejandro Magno