No es juego de palabras, es simplemente que ahora más que nunca tendremos una saturación de actividades que quedaron sin completar, las previas y las “forzadas” por la coyuntura. Estamos acostumbrados a procrastinar y con la pandemia, donde se paralizó relativamente el tiempo y los requerimientos cotidianos, se creó un caldo de cultivo para que esa procrastinación aumentara a niveles preocupantes para nuestra propia realización personal y con perjuicios para otros también. De esta forma, la infortunada actitud de diferir tareas, iniciaba un nuevo y pernicioso ciclo.
Los gaps entre lo realizado y lo esperado por realizar, se habrán acentuado considerablemente, dejándonos con déficit y alejándonos aún más de lo que nuestros patrones lo hacían, previo a la crisis sanitaria. Es así como el nefasto hábito de postergar que muchos tenemos arraigado, se ha visto estimulado ante una situación que parecía darnos “permiso” para postergar aún más, ante las cuarentenas y otras barreras físicas que se vieron implementadas para detener el avance del virus. Los compromisos, el cumplimiento de objetivos, las metas específicas de corto y mediano plazo, las fechas por consumar y los controles a implantar se interrumpieron en pocos días, a la espera del banderillazo para la reactivación social y económica.
Ante este peligroso panorama, debemos reaccionar, evitando procrastinar lo que ya estaba anteriormente fragmentado, inconcluso e irresuelto. Para ello, es primordial reconocer nuestra propensión a procrastinar, y en base a esa premisa tomarnos con seriedad, el identificar aquellas tareas prorrogadas y que se han agudizado con el tiempo muerto en estos 6 meses atrás. De no hacerlo, el riesgo real recae en que llevaremos un lastre tan nocivo que acabará ahogando las intenciones de finalizar tareas y terminaremos naufragando en un mar de obligaciones, buscando salvavidas sin llegar a tierra firme.
Ahora es cuando, el sano concepto de urgencia es imperativo; no el insano, producto de las malas gestiones de la administración. Es un sentido de urgencia maduro, proactivo y responsable que nos demanda completar las tareas cuyos frenos y aplazamientos nos afecta gravemente nuestros proyectos vitales.
Precisamente la fórmula para desarticular la procrastinación “acumulada” radica en determinar a) Dónde nos quedamos, dónde estamos y dónde deberíamos estar para alcanzar una armonía razonable. b) Examine sus capacidades y evalúe sus recursos, para luego c) Establecer las prioridades de acción y no sucumbir a la tentación de pretender resolver desaforadamente todo lo inacabado, abriendo hoyos sin rellenarlos después. La jerarquía de las tareas o metas a cumplir, reside en el efecto positivo que tendrá en mí y en mi entorno. Respóndase ¿En qué deben ser mejor aprovechadas mis energía mentales y físicas? d) Trace un plan estricto y concreto, sin holguras, lo más preciso para acortar la distancia que ahora impera. e) Enfóquese y concéntrese en el plan. Finalmente, f) Verifique y mida los avances para reaccionar oportunamente ante posibles inconvenientes que se presenten.
Diseñe un mapa integral de metas, actividades, fechas y revíselo a diario. Algunas metas serán de mayor alcance que otras, pero cerciórese que todas están cubiertas conforme lo programado para ir avanzando en la disminución de brechas. La Ley de Pareto (80/20), puede ser de mucha utilidad en tanto definir pocas metas, pero vitales, que muchas, pero triviales.
De más está decir que concretar lo anterior solo se alcanza con un propósito en mente: cambiar sus patrones de acción, sustentado en la idea fija que no puede claudicar en el intento, sino mantenerse en lo dispuesto. El orden, el método, la norma, la regla y la autoexigencia son conceptos que, establecidos cada amanecer, ven frutos al final del día, de cumplimiento y realización. Dejando una sensación suprema de autocontrol y manejo personal, con beneficios más allá de su radio inmediato de acción. Sí se apega al esquema, estará instaurando un nuevo hábito, por demás decir, virtuoso, para su éxito personal y el progreso social.
“La procrastinación hace difíciles las cosas fáciles, y hace aún más difíciles las cosas difíciles” - Mason Cooley
“La procrastinación es como una tarjeta de crédito: es muy divertida hasta que te llega el estado de cuenta” - Christopher Parker