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De Líderes Resilientes a Emprendedores Competentes Resurgiendo en Tiempos de Emergencia

El último semestre ha significado para la mayoría de personas una experiencia traumática y desoladora. Frente a este cuadro estamos forzados a interpelar esa realidad, mostrándole la capacidad natural que tenemos para afrontar y superar los obstáculos, incluso fortaleciéndonos aún más, al grado que nos permite desplegar respuestas renovadas y mejoradas. Lo anterior se alcanza conjugando dos pilares vitales: liderazgo y resiliencia, siendo su resultado, personas que han experimentado cercanamente el impacto de esta dura coyuntura de forma que han sufrido mermas y golpes, pero que a la vez se enfrentaron ante la misma asumiendo una actitud madura, resuelta y constructiva para no sucumbir ante estos embates y sus secuelas.

En medio de la adversidad, estas personas se enfervorizaron de una forma excepcional y con una postura férrea, caídos muchos, se recuperaron y respondieron con fortaleza ante las inclemencias. De ante mano, quien pasa de la conmoción a la acción, ya asumió un liderazgo de sus vidas al no doblegarse y sobreponerse con carácter inédito. Con esta templanza, entereza y evolución personal han continuado su travesía, quizás con heridas aún abiertas, pero sanándolas con la terapia de la acción y el compromiso de erguirse permanentemente.

Alcanzado este logro lo que resta ahora es pasar de ese liderazgo resiliente a un liderazgo social y grupal, transmitiendo, animando y promoviendo en otros/as su propia resiliencia, llegando así hasta aquellas personas que por alguna razón no han podido responder de forma similar y hacen esfuerzos por reavivarse sin conseguirlo plenamente.

Con este esquema de actuación, donde se impregna una filosofía que nos hace enriquecernos de la realidad creando una oportunidad de vencer, crecer y trascender, propiciamos un movimiento de personas que se ejercitan para desarrollar su músculo mental y emocional. Alcanzado esto, se requiere proponer una serie de soluciones creativas para recomponer la estructura y el tejido de funcionamiento en las áreas más golpeadas y próximas a nuestro entorno. Estas respuestas de solución tendrían que conllevar un componente de emprendimiento, al diseñar e instaurar nuevas formas de desempeño laboral tanto personal como grupal. Emprendimientos que deberían explorar todas aquellas posibilidades para la reactivación social y económica, fundando condiciones de trabajo para los que han perdido no solo su medio de subsistencia sino también sus motivaciones.

La identificación y desarrollo de nuevas oportunidades de producción económica implica tener una convicción de que los obstáculos enfrentados no son más que una gimnasia de vida para adaptarse inteligentemente y adoptar una perspectiva aguda que viabilice cimentar medios potencialmente productivos.

Es así como, no es cuestión de lanzarnos a conquistar nuevos territorios de emprendimientos, apelando únicamente a los buenos propósitos y el furor del momento; es más bien, cuestión de enfocarnos y prepararnos con propiedad para adquirir las competencias que nos permitan organizar unidades de negocio prometedoras. Por tanto, se trata de emprendimientos basados en visión, pasión, empeño, conocimientos, habilidades, actitudes, destrezas para aprender o reaprender métodos propios de la gestión estratégica, comercial, administrativa y operativa específica que amerite el emprendimiento. Esto nos permite volvernos competentes al poseer características confiables para iniciar, mantener y hacer prosperar proyectos ganadores. Y así, pasamos de ser supervivientes a auténticos líderes recuperados de la calamidad a líderes compenetrados en las nuevas realidades.

“El mundo rompe a todos, y después, algunos son fuertes en los lugares rotos”. Ernest Hemingway

“Hay muchas malas razones para empezar una empresa. Pero solo hay una buena razón y creo que sabes cuál es: para cambiar el mundo” - Phil Libin

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