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Acciones de vida ante la crisis.

Considerando las diversas reacciones de incertidumbre, desconcierto y desesperanza provocadas por la crisis mundial que ahora vivimos, quisiera compartir tres acciones para contrarrestar estos comportamientos paralizantes que en nada contribuyen a superar la situación actual. Lo que sigue son claves con potencia para el cambio.

1. Visión real de vida. Precisamente una de las ventajas de sobrellevar una crisis como la actual, es que pone al descubierto nuestras reducidas y obtusas “visiones” de la vida misma. Es así como comienzan a desvanecerse lo que creíamos absoluto y prometedor: nuestros trabajos, nuestros ingresos, las “oportunidades” del sistema, y todos aquellos escenarios fragiles que habíamos construido ilusoriamente. Un factor clave para manejar toda envestida y tormenta en el océano, es precisamente tener un horizonte real, inquebrantable, sólido que nos permita mantener el rumbo en medio de tanta bruma. Al contar con una visión de vida los acontecimientos adquieren una dimensión relativa; el mismo trabajo que desempeño es relativo, no es un fin en si mismo, las posesiones son un medio no un fin. Al desmitificarlos, nos damos la oportunidad de respondernos: ¿qué es lo verdaderamente valioso en mi vida? y que debo alcanzar, independientemente  de los obstáculos actuales o futuros. No es menuda tarea, pero es si vital realizarla. Cada idolo creado se desmorona, pero una visión robusta y madura, ¿cómo podría desmoronarse si se cimenta en mis pilares interiores y se proyecta en los pilares exteriores? Los ruidos de la crisis, serán menos audibles si me percato de la sinfonía de posibilidades que se me presentan.

2. Confianza en las capacidades personales y profesionales. Al poseer un horizonte prometedor, inspirador, estimulante, me permite retomar la confianza en mis propios recursos, mis talentos, mis capacidades, mis competencias, lo que me vuelve único para ese horizonte único. Ante el quebranto del modelo actual de vida, sobreviene las depresiones e inseguridades, así como una sobrecarga de temor que paraliza, una pérdida sútil y progresiva de la confianza. Digamos adiós a esos sentimientos y demos la bienvenida a una actitud positiva y constructiva; ahora, las condiciones nos permiten reenfocarnos, revitalizarnos y movilizarnos, considerando que podemos redescrubir nuestras mejores capacidades para comenzar la reconstrucción. Comience a elaborar el inventario de sus talentos, quizá estarán algunos olvidados y hasta sin utilizar, pero aún están en su lugar. Y sin olvidar que la mejor de las capacidades es la actitud de aprender algo nuevo.

3. Disciplina para enfrentar el desafío. No basta tener confianza en nuestros talentos, que de sobra tendremos, bien  dice el dicho “el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones”. Proceda  con una dinámica efectiva de implementación de esos talentos, creando planes concretos de acción y fundamentados en el cumplimiento ferreo de las actividades. Es preciso actuar con dirección, estructura, perseverencia y apego a los compromisos adquiridos, considerando que tales compromisos serán circunscritos por esa visión de vida. Sí deseo construir una monumento de mi vida, a picar la piedra entonces, y si lo inicio a primera hora del día y la concluyo a última hora del día, más pronto que tarde me acercaré a mi propósito. Todo esfuerzo ahora es preciado, no lo subestime.

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