Recientemente hablamos sobre el agotamiento mental y emocional derivado de experimentar estrés constante y no resuelto, producido por la pandemia y sus efectos amenazantes. Cada día se convierte en un ansioso descubrimiento de cómo enfrentar la lucha entre lo que pretendemos hacer y las barreras reales o imaginarias impuestas. Bastante presión recibimos en reconocer que nuestros hábitos adquiridos están siendo sustituidos por otros nuevos y aún por revelar su forma y fondo. En ese contexto, usualmente terminamos sucumbiendo en la espiral descendente del pesimismo y la desesperanza, dejándonos exhaustos.
Para contrarrestar esta baja frecuencia de energía mental y emocional, propusimos caminos puntuales y efectivos. Las recomendaciones hechas están ligadas íntimamente a la capacidad y obligación que tenemos de conectar con nuestra fuente de energía vital, la que nos permite darle sentido a nuestra vida y emprender las acciones necesarias para robustecer nuestra existencia. Esta fuente de energía es aquella realidad personal que enciende nuestra chispa y luz interior de tal forma que vigoriza, potencializa y oxigena cada acción que emprendemos. Ciertamente, frente a los combates presentes tenemos muchas tareas por ejecutar para superar con eficacia los obstáculos provocados por la pandemia y sus subsecuentes efectos en prácticamente todos los campos de la vida. Acudiendo a nuestra fuente de energía, podemos pasar del debilitamiento al fortalecimiento y la energización. Para lograrlo consideremos los siguientes aspectos.
1. Tome conciencia de dónde radica su riqueza interior. A la base de determinar nuestra genialidad y caudal de energía se encuentra la asignatura siempre pendiente de realizar: reconocer quiénes somos en esencia y el sustento de nuestro ser. Es la única manera de encontrar el camino para darle significado pleno a nuestra vida y así generar una voluntad potente. Identifique sus pasiones más profundas, sus anhelos interiores que piden su concreción y que al lograrlo resulta estimulante y gratificante. Cuando usted vea con claridad para qué fue “diseñado”, podrá a la vez observar que pese a existir limitantes, prevalece una motivación que le estimula a la acción. El propósito o sentido de vida es la carga positiva que activa todo su ser y éste activa una fuerza y movimiento consecuente con ese objetivo trascendente por alcanzar. Pregúntese ¿para qué vale la pena vivir? y la respuesta auténtica y certera, le aclarará y vitalizará hacia el dónde y cómo de su vida. Para algunos su fuente de energía podría ser su trabajo, aunque realmente debería ser lo que “hace” de especial y valioso en ese trabajo, por lo que ese hacer lo puede extrapolar a otros escenarios laborales. Esta tarea clave conlleva el despertar de la mente y el espíritu.
2. Desarrolle actividades o proyectos relacionados con su pasión. Reconocida cuál es su fuente vital, involúcrese tenazmente en algún proyecto coherente con dicha fuente. Habrá quizás menos opciones ahora mismo pero la imaginación para identificar oportunidades no tiene límites. Use su motivación primaria para poner en marcha actividades que hagan uso de sus capacidades más influyentes. No desfallezca.
3. Fórmese en temas relacionados a sus intereses de vida. Es importante mantener una formación constante para apropiarse de ideas, conceptos, técnicas y métodos que nos hagan más eficientes. El atinado conocimiento adquirido por lectura u otros medios le provee herramientas prácticas y cruciales para el éxito.
4. Mantenga comunicación con personas que estimulen su capacidad de pensar y crear. Forme una red y comparta con mentes lúcidas que tengan el mismo interés por progresar y evolucionar, de tal forma que se genere círculos de crecimiento personal y profesional. Proponga y reciba ideas sujetas a ser analizadas y mejoradas. Concomitante con este punto, cuando lo amerite busque la ayuda de personas con competencias comprobadas, criterio superior e interés por su proceso de desarrollo y el firme sostenimiento de su fuente de energía. El indicador de haber elegido apropiadamente es que a corto plazo debería comprobar resultados progresivos.
“La energía de la mente es la esencia de la vida” - Aristóteles.
"Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad” - Albert Einstein