Estamos concluyendo un 2012 y lo hacemos bajo muchos escombros, los cuales han sido provocados por una serie de acontecimientos refinados en la vida política, social y económica de nuestro El Salvador; éstos han minado la autoestima y confianza de muchas personas. Desearía tener mejores palabras para describir cómo se finaliza un año deprimido y que su consecuencia inmediata también es la depresión sistemática y consistente de los habitantes de esta nación. Depresión con una serie de manifestaciones que nos alejan de nuestra recuperación personal y obviamente, la de nuestro país.
Lo que podemos observar claramente es una población rendida, agotada, debilitada. Su mentalidad es pesimista, derrotista y fatalista, en el mejor de casos, conformista. Con asomos de sonrisas pero con profundas y marcadas frustraciones y heridas. El desasosiego es evidente. Para profundizar este punto puede referirse al Artículo “Desesperanza en El Salvador”.
Pese a ello, lo menos que debemos hacer es provocar lamentos inconsolables que no abonan en nada a nuestra recuperación. Ciertamente las condiciones no son las más felices y el pronóstico continúa siendo sombrío y cuestionable. Con todo, y sobre todo, es ahora cuando debemos desplegar una actitud y un comportamiento diferente y mejor enfocado, a fin de desarticular el principal factor que podría contribuir a que los peores pronósticos se cumplan, es decir, nosotros mismos y nuestro comportamiento.
Lo fundamental, y ante todo, es sencillamente, decidirnos por una actitud positiva y superior. Decisión totalmente personal, que no se condiciona en el exterior sí no que se formula desde el interior. Es la capacidad de decir con coraje “superaremos esto”, “no me rindo”, “avanzaré pese a todo”, evitando frases huecas para dar a formar de frases de acción. Hay mucho aún por hacer, más ahora, con tantos derrumbes a nuestro alrededor. He allí nuestra verdadera oportunidad, perfecta para vivir.
Precisamente, es cuestión de decisiones personales: decidir por un sistema positivo de creencias o bien por un sistema negativo, en el segundo usted tendrá sobre seguro un panorama interior destructor, catastrofista y derrotista. En cambio, en el primero, usted podrá generar una estrategia interior para sonreír con verdadero sentido del humor y desde esa alegría, que nadie puede alterarle, energizarse para iniciar la búsqueda de opciones que le permitan remontar adversidades que ahora enfrenta. No intente superar dichas adversidades desde un marco de vida negativo, sería energía dispersa; siempre verá el obstáculo pero no la mejor solución. Contrario a ese esquema, desde el positivismo maduro, usted podrá canalizar sus energías hacia senderos que le lleven a una mejor condición de vida. Obviamente habrá que recorrer rutas agrestes, de eso no nos libramos, pero se hará con satisfacción que nos proveerá mayor enfoque y valentía para avanzar de forma constante. Sólo recuerde a los pioneros en tierras norteamericanas: un esfuerzo que generó una nueva vida para esas personas.
Por tanto usted toma su decisión: ser un sol iluminando en pleno medio día o un sol escondiéndose en el ocaso. Se lanza a la batalla o la pierde sin haberla luchado.
Decidirse por este sistema positivo de creencias (sol en pleno medio día), conlleva asumir una actitud proactiva la cual es propositiva, responsable, contagiosa y hace uso de los recursos internos de cada persona.
Usted podrá disponer de sus propios recursos, reconocerlos, valorarlos y sobre todo, utilizarlos. Comience la tarea de evaluar con qué cuenta y cómo puede hacer uso de ellos. Y al pretender hacer uso de dichos recursos hágalo de forma entusiasta, capaz de irradiar energía al grado que contagie e ilumine a los de su alrededor; no olvide que usted solo difícilmente logrará mucho, siempre se requiere de otros.
Asuma la responsabilidad de su vida, olvide el asistencialismo y el “milagro” oportunista, hágase dueño de su vida ahora mismo y resuelva qué hará, cuándo lo hará, cómo lo hará. Así comienza una sensación de autocontrol que progresará conforme alcance pequeñas metas. De mantener la disciplina y la constancia, estará a las puertas de una realización mayor, ni siquiera provocada por el logro mismo de las posibles metas concebidas, si no por el mismo hecho que usted ya tomó la conducción de su vida y ahora podrá dirigirla por rutas de crecimiento y progreso. Podría hasta sorprenderse y encontrarse que posiblemente cambie de rumbo para retomar la ruta perfecta para su realización.
No espere arengas de gritos y júbilos para sentirse motivado. Inicie por lo básico, sólo decídase y luego comience su batalla gloriosa personal. El nombre del juego es “vencer los obstáculos”, ahora ya tiene algunos elementos que se le ayudarán a esa faena de todos los días.
“Siempre me siento feliz ¿Sabes por qué? Porque no espero nada de nadie; esperar siempre duele. Los problemas no son eternos, siempre tienen solución. Lo único que no se resuelve es la muerte. La vida es corta, por eso ámala, se feliz y siempre sonríe, sólo vive intensamente. Antes de hablar, escucha. Antes de escribir, piensa. Antes de herir, siente. Antes de rendirte, intenta. Antes de morir, vive.” -William Shakespeare
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